La mayoría de los sumergibles y submarinos (si no todos) que operan a gran profundidad cuentan con un recipiente a presión fabricado con un único material metálico de alto límite elástico. Suele ser de acero para profundidades relativamente bajas (menos de 300 metros), y de titanio para profundidades mayores. Un recipiente a presión de titanio o acero grueso suele tener una forma esférica que puede soportar las presiones de aplastamiento que cabría esperar a 3 800 m, la profundidad a la que se encuentran los restos del Titanic.
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