La riqueza arqueológica del desierto del Sahara es tan abrumadora, aunque cueste creerlo, que no solo destacan los miles de túmulos de todas las formas y tamaños que son omnipresentes por todo el territorio, sino que también aparecen otras manifestaciones antiguas que van desde asentamientos neolíticos, conjuntos de cazoletas y, sobre todo, innumerables grabados rupestres que, muchas veces, están asociados a los amontonamientos de piedras y alineaciones de piedras hincadas, como ya hemos visto en artículos anteriores.
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