A principios de los años ochenta, David y Shura desarrollaron una nueva droga, a la que dieron un nombre cautivador a la par que extraño: 5-TOM. Shura empezó a hacerle el rodaje (como él llama a los primeros picoteos de un nuevo material) en el otoño de 1983, con mi no muy frecuente colaboración. Entre nosotros dos, el umbral de actividad se estableció finalmente en unos doce miligramos, y la naturaleza del efecto en niveles superiores —entre 35 y 50 mg— se registró en nuestras libretas como benigna, desestresante y activadora de fantasía.
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