La conducta de las moscas de la fruta macho tras un fracaso en sus relaciones sexuales parece salida de un drama cinematográfico. Si la hembra no cede a sus insinuaciones sexuales, optan por mojar sus penas en alcohol. Tal comportamiento tiene una explicación científica: la privación de la cópula disminuye la concentración de un neurotransmisor que es clave en el sistema de recompensa cerebrales de este insecto, lo que provoca que el etanol le resulte más apetecible; según han comprobado científicos de la Universidad de California.
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Deberían aprender de los expertos, beber antes y pasar de intentar follar...