La ubicación del campo de entrenamiento STS 26 era ideal para el entrenamiento de comandos para que actuaran en Noruega. Era una zona montañosa muy parecida al país nórdico y disponía de numerosas líneas de ferrocarril en desuso, originalmente usadas para el transporte de madera y que podían ser dinamitadas por los comandos. En las instalaciones también se pretendía que los comandos aprendieran a entrenar a otros miembros de la resistencia, que al final de la Segunda Guerra Mundial, en Noruega fueron cerca de 40.000.