Peio Ruiz Cabestany (San Sebastián, 1962) ganó carreras prestigiosas pero cree que si fue un ciclista popular se debió, sobre todo, a su manera de correr: atacaba, montaba emboscadas, daba sorpresas, intentaba jugar. Con apenas veintitrés años coronó escapado el col del Tourmalet y allí arriba, entre la niebla, atravesó quizá una línea divisoria: en el momento de diversión más pura, el director del equipo bajó la ventanilla y le ordenó pararse.