En España conviven dos tipos de ganado porcino muy diferente en forma de producción, de vida de los animales, de apreciación gastronómica y de precio. El cerdo ibérico, el 'señor' de las dehesas, y el cerdo blanco, ese que produce el jamón york o dulce y serrano. Mientras el cerdo blanco, industrial, aumenta su productividad, el ibérico reduce ejemplares. Mercados como el chino demandan despojos y tocino del cerdo industrial. El alto precio del cerdo ibérico, de cría extensiva, supone un freno para los consumidores.