Muchas de las chicas de compañía encuentran en los blogs y demás redes sociales el ‘lugar’ donde pueden expresarse libremente y contar sus experiencias sexuales al mundo, sintiéndose de este modo liberalizadas del silencio social más estricto.Y es que la profesión de puta ‘obliga’ en cierto modo a una soledad establecida, a guardarse para una misma los tragos amargos y los días tristes, compartidos únicamente por las compañeras de juego.