No hay ningún organismo que prevea límites cuantitativos al turismo entendido como la voluntad de desplazarse de los humanos entre ciudades, regiones, países y continentes por motivos asociados al ocio y al placer. No al menos, para la próxima década. No obstante, se trata de una actividad con altísima sensibilidad a las crisis globales, sean de naturaleza política, desastres naturales o ecosociales.