Las previsiones, de hecho, se quedaron cortas. A día de hoy, y tan sólo cuatro meses después de la compra, la nueva VMware by Broadcom puede presumir de haber despedido a buena parte de la plantilla y tener en el descontento y la incertidumbre a otra parte; haber liquidado a uno de los mejores canales de distribución del sector TIC; descoyuntar por completo la oferta de producto; aniquilar las páginas webs locales; tener descontentos a los clientes con un cambio de licencias que todavía no llegan a comprender y, de paso, subirles...