La Constitución, que se suponía que era inviolable, será ahora sometida a un gang bang masivo a cargo de sus señorías. Empezamos a preguntarnos por qué demonios nos piden que vayamos a las urnas cada cuatro años, si al final nos acaban gobernando desde Alemania, desde Francia, desde Estados Unidos, desde el Banco Santander (sí, sobre todo desde el Santander).
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