Las autoridades educativas, hábilmente aconsejadas por sus psicopedagogos de cámara, nos acabarán explicando cómo cagar: “Se sienta usted de esta manera, se relaja… puede optar entre el papel y…” No sería raro que en este mundo educativo se acuñase el neologismo “lecturar” para definir la acción de enfrentarse a un libro siguiendo todos los pasos y recomendaciones de los inútiles con carnet, Mamá, hoy no me lleves al centro comercial, que tengo que lecturar…”, “Me han dicho que lecture un libro para hacer un trabajo sobre la pizza”.
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