Yemen es uno de los países más pobres del mundo islámico, azotado por conflictos internos, terrorismo y con problemas de malnutrición, pero para su Presidente los edificios religiosos son prioritarios. La enorme y lujosa mezquita ha sido bautizada con el nombre del presidente del país, Ali Abdullah Saleh. "Necesitamos escuelas y hospitales. Muchos yemeníes tienen que emigrar en busca de medicamentos y tratamiento", ha dicho Salem Ahmed, un empleado del Gobierno. El gran complejo está rodeado de jardines y tiene capacidad para 40.000 personas.
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