Puestos a elegir, si de lo que se trata es de salvar a la industria del disco, preferimos a los monaguillos-espía de la SGAE que van por las bodas. Al menos la multa solo la pagan los novios, no los contribuyentes que costeamos el sueldo de ese ejecutivo de TVE que el lunes se acostó pensando: "Qué gran servicio público he ofrecido hoy, oye".
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