En vez del escenario de una lluvia de cuchillos, hoy Madrid debería ser el lugar donde los hasta ayer archienemigos tendrían que arrejuntarse poco a poco, con la cabeza baja y entonando el mea culpa, para pensar cómo se vuelven a unir hombros para hacer frente a la que se nos viene encima. No es tan difícil, ya pasó en 2011 y 2015.
|
etiquetas: elecciones , madrid