Las personas noventeras hemos llegado hasta este siglo XXI gracias a que nuestras madres, padres o tutores legales (como ponía en los permisos para las excursiones) nos alimentaron correctamente con una dieta equilibrada. ¿Qué nos gustaba, entonces, a los infantes de los 90? Pues lo mismo que a la mayoría de los de hoy, el trinomio “dulce, salado y frito“. Hoy muchas marcas, paquetes y nombres han cambiado, pero en el fondo las “trapalladas“, como decían las abuelas, siguen triunfando en las dietas infantil-juveniles.
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