En tiempos en los que ser mujer implicaba simplemente ser acompañante del hombre, en tiempos en que los hombres gobernaban y las mujeres los satisfacían, surgió esta valerosa (y temeraria) mujer, que con su gran ambición logró subir al trono imperial chino y fundar una nueva, aunque corta dinastía. Aunque otras mujeres tuvieron influencia sobre el poder desde la posición de emperatrices consortes o regentes, la Emperatriz Wu fue la única que reinó en China como soberana, llegando a proclamar su propia dinastía, a la que llamó Zhōu (siglo VII).
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