“Yo nací detrás del arado, lo mío siempre ha sido el campo, aunque me han inquietado otras cosas”. Apenas ha pasado un año desde la última conversación de este diario con Wenefrido de Dios, Uve o We, que todo lo admitía. Hasta tan imposible nombre, salido del santoral del 3 de noviembre de 1925, cuando vio la luz el distinguido labriego fallecido la tarde del sábado camino de los 96 años, en su cama, sereno y rodeado de los suyos.
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