Curiosa revolución, esta, que no solo no incomoda a quien tiene el poder en el planeta, sino que le sirve para venderse. Curiosa revolución de logros tan firmemente asentados que hasta el temeroso dinero quiere jugar con ellos. Curiosa revolución esta, cuando mis padres se compraron una casa con un solo sueldo de profesor de instituto público y mi mujer y yo, trabajando sin parar, no podemos hacerlo. Os está quedando una arcadia social... bueno, eso, de anuncio.
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