Unos 30 millones de alemanes respiran aliviados porque ya pueden ir a la compra, echar gasolina o pagar la peluquería. Sus tarjetas bancarias, que dejaron de funcionar el 1 de enero por un problema informático, vuelven a estar operativas de nuevo. Para arreglar el problema se ha introducido un nuevo programa en los cajeros automáticos y las terminales de pago de los comercios.
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