Desde que la voz de Monasterio se convirtiera en una presencia habitual en los medios de comunicación, nos preguntamos por qué su manera de hablar resultaba tan inquietantemente familiar, como si viniera de otra época o como si, de alguna manera, no fuera suya.La voz de Vox había empezado a hablar y la habíamos escuchado antes. La voz de Vox había empezado a hablar y la habíamos escuchado antes. Los cinéfagos la conocíamos ya, por ejemplo, del cine.
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