A medida que se prolonga la crisis y aumenta vertiginosamente el número de desempleados es inevitable que la protesta política salga del cauce de los partidos y quiera que las instituciones escuchen la voz de la calle. Ojalá los severos ajustes del Gobierno de Rajoy no tarden mucho en dar resultados o por lo menos cambien las expectativas de sufrimiento continuo que tienen tantas personas ahogadas por el paro y éstas vean por fin una tabla de salvación a su alcance.
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