No hay ningún país en la Unión Europea donde la corrupción institucionalizada haya llegado a los extremos que hemos sufrido y sufrimos en Catalunya. Y lo digo con pena: no hay ningún país en la Unión Europea donde la sociedad civil, los medios de comunicación y la justicia hayan sido tan permisivos (por activa o por pasiva) con el cáncer de la corrupción que nos inoculó Jordi Pujol desde que llegó al poder. Traducción en
#4