No costaría ni un euro: tan pronto un estudiante de cualquiera de los tres MBA mencionados reciba su diploma —el mismo día, no el día, mes o año después— le daríamos un permiso de trabajo y un visado para cinco o, mejor, cincuenta años (el amor por el talento debería ser eterno). Le diríamos así al mundo entero: somos un país proemprendedores, procientíficos, protecnología (aplicaríamos la misma lógica a las top 3 politécnicas del país, a los mejores centros de investigación médica, bio y nanotecnológica, etcétera).
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