Esta joven de 29 años nunca sale de casa si no es acompañada por Noah, una Rottweiler de un año y medio que está en proceso de adiestramiento para defensa personal. Su expareja tiene una orden de alejamiento de 200 metros, pero tiene miedo de que le vuelva a perseguir. Asegura que los tres años de convivencia con él fueron un auténtico calvario. «Desde obligarme a pedir en la calle, hasta pegarme y maltratarme psicológicamente, además de otras cosas que no quiero decir por vergüenza»
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