En los días anteriores a que la banca europea congelara las operaciones transfronterizas con Rusia, la esposa del oligarca Petr Aven se desplazó a Londres con una misión urgente: recorrer los cajeros automáticos sacando todo el efectivo que pudiera para prepararse para lo que estaba por llegar. "¿Me permitirán tener una persona de la limpieza o un chófer? Yo no conduzco, tal vez mi hijastra tenga que hacerlo. No sabemos cómo saldremos de esto", lamenta desde su piso de Londres.
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