Una oncóloga le denunció por estafador, su universidad le impidió dar clases durante un cuatrimestre y recibió amenazas de muerte por e-mail, pero tras cuatro años su fármaco dispara las expectativas de su compañía. Escribá explica que en 2017 un inversor estadounidense iba a aportar a la empresa 20 millones de dólares cuando saltó el escándalo y se echó para atrás. La empresa cambio de nombre para dejar atrás los malos momentos. Relacionada (2017):
www.meneame.net/story/sobre-linchamiento-mediatico-investigadores-fals