Los imputados gastaban a manos llenas con la seguridad de que las facturas iban a ser pagadas en último caso por la Sociedad de Autores. Los gastos, las facturas, dice el sumario, son totalmente suntuarios. Compras y alquiler de coches, viajes de lujo, apartamentos para el verano, regalos de empresa, joyas, lencería y hasta las compras del supermercado. En el caso del presunto cabecilla de la trama, José Luis Rodríguez Neri, recoge facturas de una jamonería o un restaurant de de Venecia.
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