Después de recorrer más de 2.500 kilómetros en menos de dos días, después de atravesar Francia, Alemania, la República Checa y gran parte de Polonia sin apenas descansos, Gregorio llegaba a Cracovia este miércoles por la tarde. Un viaje contrarreloj para poder fundirse en un fuerte abrazo con Alina y Vita. Ha transcurrido más de una década desde que dejaron de pasar las vacaciones juntos pero ni el tiempo ni la distancia han logrado que perdieran el contacto. Ahora, con el país de ellas en guerra, él ha ido a recogerlas para traerlas a España.
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