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Veredicto: culpable

Este control estatal de lo que hacemos con nuestros cuerpos no es más que una nueva demostración de que algunos se creen con el derecho a poseer el cuerpo de los demás. Puestos a ello, y gracias a una lógica paternalista, pueden también prohibir la coca-cola, los teléfonos móviles y el Jess Extender, puesto que puede producir dolor y hematomas, su desecho contamina, y el estado sabe antes que nosotros lo que nos conviene y por ello debe prohibírnoslo o permitírnoslo si así lo desea.

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