Los largos dientes caninos que le dieron su nombre al extinto felino son una característica inconfundible. Pero si bien los colmillos eran mortales, su gran longitud también los hacía delicados y susceptibles de romperse si la presa del felino empujaba y se retorcía por escapar. La investigadora Julie Meachen-Samuels tuvo una idea de cómo ese precario dispositivo asesino podría haber evolucionado: el secreto eran sus extremidades anteriores. | En español:
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