Ante el indetenible aumento de la inflación y el descontento entre los venezolanos por la pérdida de su poder de compra, el gobierno de Nicolás Maduro aplicó una vieja receta para capear la temporada decembrina. Además de obligar a cientos de tiendas a bajar los precios, este viernes decomisó a la empresa Kreisel unos 3,8 millones de juguetes, los cuales, según anunció, repartirá “justamente” a través de los comités locales de abastecimiento y producción.
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