Cada año, 11.000 españoles acuden a la vendimia francesa; sin embargo, sólo en Ciudad Real, se precisan 30.000 jornaleros para recoger la uva. Tan paradójico trasiego responde a una lógica aplastante: los primeros acuden al país vecino con contrato y seguro, cobran 8,44 euros por hora, reciben alojamiento (con cocina, agua caliente y baño) y prestaciones sociales, incluidas ayudas por hijos. Los segundos, en su mayoría gitanos rumanos o búlgaros, duermen en campamentos insalubres (incluso en tinajas, como en Socuéllamos), carecen de contrato...
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