Un 20 de diciembre de 1996 se apagó esa voz suave, de dicción pausada -la misma que empleaba tanto en televisión como en sus escritos-, que sedujo a millones de personas, y que aún hoy continúa despertando admiración y cariño a partes iguales. Con Cosmos: un viaje personal, Carl Sagan convirtió la ciencia en un producto de consumo masivo, algo impensable hasta entonces -y, por desgracia, casi también desde entonces-.
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