Los habitantes del pueblo de Sisteró, en Lleida viven todos de las granjas. Al menos hasta ahora. Un vecino de Barcelona decidió construirse su casa de los fines de semana en ese pueblo, donde evidentemente hay olor a purines, cerdos, ganado, además de granjas y pajares. Este vecino decidió interponer una denuncia para que se derribaran las granjas. Ahora la gente del pueblo se encuentra con que llegan otros de fuera, y deciden acabar con su modo de vida, habiendo llegado mucho después que las granjas y olores típicos.
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