Era por la tarde y Soni Molins, empresaria de Puçol, ya había recibido ese día más de un centenar de llamadas. Pero aquella era especial. Según reflejaba la pantallita de su aparato, el teléfono que le estaba llamando era el suyo propio. Soni descolgó, preguntó quién era y una voz de hombre con cierto acento extranjero le dijo algo parecido a «somos D. P. (iniciales correspondientes a una plataforma de televisión digital) y le queremos ofrecer nuestros servicios».
|
etiquetas: timo , estafa , robo de linea