Según palabras de un trabajador de la variante de Pajares la perforación «fue un desastre; desde la Administración se pedía celeridad y a las constructoras lo que les interesaba era avanzar cuanto más mejor, para tener contento a la autoridad y poder facturarle más cada mes. Daba igual cómo quedara aquello; lo urgente era ganar metros». Un canal pendiente de arreglo vierte desde 2010 sus aguas al interior de la variante.
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