[c&p] Así, las dos caras de la moneda del acto creativo, el escribir y el leer, han sido sumergidas en un mundo teledirigido, de normas y convenciones que, aunque no estén marcadas, son más poderosas que nunca. No hay peor censura que la autocensura social y colectiva, aquel lugar donde hasta lo más 'subversivo' está dentro de los sibilinos hilos de lo políticamente correcto.
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