Intromisiones políticas, mala gestión y gran exposición al ladrillo formaron una mezcla explosiva. La nacionalización de Banco Financiero y de Ahorro (BFA), matriz de Bankia, en el que se había integrado Bancaja, ha certificado la liquidación del sistema financiero valenciano en menos de un año. La primera baja fue la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), intervenida en julio de 2011 y adjudicada al Banco Sabadell con un volumen de ayudas que puede terminar alcanzado los 6.000 millones de euros —un billón de las antiguas pesetas—.
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