En un número musical de Joaquín Sabina, hay verdadera lección de reiteración legítima (repetición utilizada inteligentemente para conseguir más belleza en la expresión). No puedo sustraerme al deseo de que la conozcas: «... solo quiero, muchacha de ojos tristes, que te mueras por mí, // y morirme contigo, si te matan, // y matarme contigo si te mueres; // porque el amor, cuando no muere, mata, // porque amores que matan, nunca mueren». ¿Verdad que es bellísimo?
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