A las ocho de la tarde vibra el teléfono, con una notificación. Es un correo electrónico, del jefe, en domingo. No lo contesta porque no es urgente, pero tampoco puede quitárselo de la cabeza. “Si el trabajo es lo último en lo que alguien piensa antes de dormir, probablemente algo no va bien”, explica William Becker, profesor de la Universidad Virginia Tech y coautor de un estudio que analiza el efecto de los correos electrónicos en el bienestar de una persona y su entorno próximo. La conclusión principal es que la necesidad de estar siempre co
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