Además de Aizoon (la inmobiliaria que pertenece a Urdangarín y la infanta Cristina, supuestamente usada para desviar dinero desde el Instituto Nóos) y Nóos Consultoría (la empresa de Torres que también facturaba a la matriz), en el piso de Balmes hay una maraña societaria de lo más heterogénea, que incluye, entre otras firmas: una alimentaria, un par de gestorías, dos editoras, una empresa de relaciones públicas e, incluso, una mercantil especializada en «la fabricación y comercialización de materiales de incontinencia de orina».
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