Olalla Piñeiro tiene solo dos años y es sorda como sus padres y sus hermanos. El pasado julio fue operada para que le pusieran unos implantes cocleares que le permiten escuchar. Ya estaba empezando a oír y a adaptarse a su nueva vida, pero desde el 20 de diciembre los progresos se fueron al traste cuando esta familia gallega perdió el estuche donde guardan los implantes auditivos. Son únicos y solo sirven para ella porque están hechos a medida. Además tienen un precio de 16.000 euros
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