Los planes para explotar las reservas petrolíferas de Iraq fueron discutidos por ministros del gobierno y las mayores compañías petroleras del mundo el año antes de que Gran Bretaña tomara un rol dirigente en la invasión de Iraq, según muestran unos documentos gubernamentales. Los papeles, revelados aquí por primera vez, plantean nuevas preguntas sobre la participación de Gran Bretaña en la guerra, la cual dividió al gabinete de Tony Blair y sólo se aprobó después de sus afirmaciones de que Sadam Hussein poseía armas de destrucción masiva.
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