Un estudio de la Universidad de Amsterdam demuestra que la eficacia de un jefe podría tener mucho que ver con su propia personalidad y que, básicamente, los empleados amables no funcionan bien con jefes muy dados a cabrearse. Sin embargo, los trabajadores que también se cabrean o con una disposición menos amistosa realmente prosperan mejor bajo esta estricta forma de gestión. A las personas que no eran amables, no les importaba que sus jefes fueran unos déspotas...
|
etiquetas: jefes cabreados , empleados , rendimientos laboral