Tyler Robinson y Colin Goldblatt han descubierto que el umbral de radiación térmica para que la Tierra sufra un efecto invernadero desbocado, como el de Venus, es más bajo de lo esperado y podría suceder, en teoría, con la cantidad de energía solar que recibimos ahora. Las atmósferas planetarias son mucho más frágiles y las zonas habitables son más estrechas de lo previsto. Afortunadamente se necesitaría 10 veces más CO₂ que la quema de todos los combustibles fósiles de la Tierra para desencadenarlo. En español:
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