Mónica fue vendida por su padre con tan solo siete años para que a cambio de 25 euros pasara una tarde de juegos con un hombre que abusó de ella. A partir de aquella tarde, llegaron muchas noches más... la marioneta sin hilos de la cara B de la sociedad donde no hay sonrisas ni piedad, donde la amistad tiene forma de raya de coca y la esperanza se vive en cada mono que se pasa para superar la adicción. Sólo con 19 años ya sabía lo que era verse encerrada en un centro de menores y de ahí a un burdel.
|
etiquetas: marginación , abusos , drogas , prostitución , muerte