Las compañías tecnológicas ya no tienen la obligación de respetar la privacidad y confidencialidad de las comunicaciones electrónicas privadas. Así lo establece un reglamento aprobado en Bruselas la semana pasada dirigido a luchar contra la difusión de pornografía infantil y la explotación de menores, que permite a las operadoras supervisar los mensajes que se envían los usuarios en busca de ese tipo de materiales. El objetivo es bloquear esos contenidos y denunciarlo a las autoridades. Una de las consecuencias de la iniciativa es que la UE per
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