El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, llegó anoche a El Cairo con tres objetivos: erigirse en líder de la primavera árabe, pese a no ser árabe él mismo, promocionar el modelo del islamismo moderado y democrático, y exhibir músculo ante Israel. Antes de dejar su país afirmó que el asalto israelí a la nave Mavi Marmara, en mayo del año pasado, era motivo de guerra. Esa palabra, "guerra", fue escogida cuidadosamente para enardecer a la opinión pública árabe, cada vez más furiosa con lo que percibe como arrogancia de Israel.
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