Tal vez te pida que engañes a un cliente, que le mientas o que tomes un atajo que sabes podría resultar en un producto de menor calidad. Cuando tu jefe te pone en una encrucijada que compromete tu ética, ninguna de las opciones parece particularmente buena. Si sigues adelante con el comportamiento deshonesto te conviertes en cómplice; si lo reportas con un superior o con una organización externa podrías enfrentar represalias.
|
etiquetas: ético , jefe